Artículos Ciberactivismo
y educación para la ciudadanía mundial:
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Nicolás Juan Aguilar Forero 1
1 orcid.org/0000-0002-9181-0281. Universidad de los Andes, Colombia. nj.aguilar1902@uniandes.edu.co
Recibido: 11/08/2017
Enviado a pares: 07/02/2018
Aprobado por pares: 18/04/2018
Aceptado: 21/09/2018
Para citar este artículo / to reference this article / para citar este artigo: Aguilar Forero, N. J. (2019). Ciberactivismo y educación para la ciudadanía mundial: una investigación-acción participativa con dos experiencias educativas de Bogotá. Palabra Clave, 22(2), e22210. DOI: 10.5294/pacla.2019.22.2.10
Resumen Este artículo presenta los resultados de una investigación que buscó comprender cómo a través del ciberactivismo se puede contribuir a la educación para la ciudadanía mundial. Esta investigación apostó por promover el intercambio entre comunidades educativas de diferentes contextos, con el fin de construir pensamiento crítico y proponer acciones colectivas, apoyadas en herramientas tecnológicas, en torno a problemas que conciernen a la humanidad. El estudio se desarrolló a lo largo de 2017 en Bogotá, con dos experiencias educativas en las que la comunicación digital interactiva ocupa un lugar central: la escuela mediática y el Colegio Venecia IED. Con estas experiencias, se puso en marcha una investigación-acción participativa en la que se combinaron diversas técnicas: entrevistas semiestructuradas, grupos focales, observación participante, análisis de contenidos textuales y audiovisuales, entre otras. Entre los resultados más significativos, se identificó que los estudiantes de ambas experiencias promueven la reflexión y el pensamiento crítico en torno a asuntos de relevancia mundial, como los temas de género y, en especial, el cuidado del medio ambiente. Ello lo realizan a través del ciberactivismo y de la creación de redes, espacios y contenidos digitales. Se concluye que el ciberactivismo, promovido en los procesos educativos, contribuye a la educación para la ciudadanía mundial en tanto propicia la comprensión e intervención de problemas sociales y ambientales que afectan a la humanidad. Este artículo realiza un aporte original al explorar teórica y empíricamente los vínculos entre ciberactivismo y educación para la ciudadanía mundial, relación aún muy poco estudiada en la literatura académica. Palabras clave (fuente: tesauro de la Unesco): Ciberactivismo; comunicación; educación; educación cívica; ciudadanía; tecnologías de la información y de la comunicación; TIC. |
Abstract This article presents the results of a research project that sought to understand how cyberactivism could further global citizenship education. This research opted for promoting exchange among educational communities from various contexts in order to develop critical thinking and propose collective actions, supported by technological tools, on problems that concern humanity. The study was conducted throughout 2017 in Bogota using two educational experiences focused on interactive digital communication: media school and Colegio Venecia IED. Building on these experiences, a participatory action research project was launched which combined several techniques: Semi-structured interviews, focus groups, participant observation, textual and audiovisual content analysis, etc. One of the most significant results show that students in both experiences promoted reflection and critical thinking about globally relevant matters, such as gender issues and, especially, environmental protection, through cyberactivism and the creation of digital networks, spaces and contents. It is concluded that cyberactivism, promoted in educational processes, contributes to global citizenship education as it fosters the understanding of and intervention in social and environmental problems that affect humanity. This article makes an original contribution by theoretically and empirically exploring the links between cyberactivism and global citizenship education, a relationship that has been little studied in the literature. Keywords (source: Unesco Thesaurus): Cyberactivism; communication; education; civic education; citizenship; information and communications technology; ICT. |
Resumo Este artigo apresenta os resultados de uma pesquisa que buscou compreender como o ciberativismo pode contribuir para a educação para a cidadania mundial. Esta pesquisa optou por promover o intercâmbio entre comunidades educacionais de diferentes contextos, a fim de construir o pensamento crítico e propor ações coletivas, apoiadas por ferramentas tecnológicas, em torno de problemas que dizem respeito à humanidade. O estudo foi desenvolvido ao longo de 2017, em Bogotá, com duas experiências educacionais em que a comunicação digital interativa ocupa um lugar central: a escola de mídia e o Colégio Veneza IED. Com essas experiências, foi lançada uma pesquisa-ação participativa, na qual foram combinadas diversas técnicas: entrevistas semiestruturadas, grupos focais, observação participante, análise de conteúdos textuais e audiovisuais etc. Entre os resultados mais significativos, identificou-se que os alunos de ambas as experiências promovem a reflexão e o pensamento crítico em torno de questões de relevância mundial, como temáticas de gênero e, principalmente, de cuidado com o meio ambiente. Eles fazem isso por meio do ciberativismo e da criação de redes, espaços e conteúdos digitais. Conclui-se que o ciberativismo, promovido nos processos educacionais, apoia a educação para a cidadania mundial, na medida em que promove o entendimento e a intervenção de problemas sociais e ambientais que afetam a humanidade. Este artigo faz uma contribuição original, já que explora teórica e empiricamente os vínculos entre o ciberativismo e a educação para a cidadania mundial, relação ainda pouquíssimo estudada na literatura acadêmica. Palavras-chave (Fonte: tesauro da Unesco): Ciberativismo; comunicação; educação; educação cívica; cidadania; novas tecnologias de informação e comunicação; NTIC. |
Introducción
En los últimos años, el acceso creciente a tecnologías digitales y a internet ha favorecido la circulación de información relacionada con los problemas que afectan a la humanidad en su conjunto (violencias, cambio climático, desigualdades, injusticias, etc.), al tiempo que ha propiciado las interacciones sociales a distancia y el establecimiento de redes globales de cooperación y ciberactivismo, orientadas a la visibilización, denuncia o intervención de problemas compartidos. En paralelo, recientemente distintos gobiernos y organizaciones de incidencia transnacional han venido promoviendo la educación para la ciudadanía mundial (ECM) como un concepto y una estrategia educativa emergente con la que se busca aportar a la construcción de un mundo más equitativo, justo y pacífico.
La ECM hace parte de la agenda mundial de educación (Educación 2030), la cual, a su vez, busca alcanzar uno de los objetivos de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): lograr “una educación inclusiva, equitativa y de calidad y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos” (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [Unesco], 2015, p. 3). Su propósito, como ha destacado la Unesco (2016), es empoderar a los estudiantes para que participen y asuman roles activos, tanto local como globalmente, con el fin de “enfrentar y resolver los desafíos mundiales y, en última instancia, volverse contribuyentes, en una actitud proactiva, de un mundo más justo, pacífico, tolerante, inclusivo, seguro y sostenible” (p. 16). Para lograr este objetivo, la Unesco (2016) ha identificado la importancia de tres ámbitos de aprendizaje, cognitivo, socioemocional y conductual, y de ciertos atributos asociados a lo que significa, desde esta perspectiva, ser un ciudadano del mundo: un sujeto informado y capacitado con espíritu crítico, socialmente conectado y respetuoso de la diversidad, y éticamente responsable y comprometido.
No obstante, como apuesta educativa emergente y en construcción, la ECM no ha estado exenta de debates. Por ejemplo, se ha cuestionado que en los países occidentales basados en economías liberales, la ECM se ha implementado desde agendas en las que el enfoque de justicia social global promovido por ciertas organizaciones internacionales (Oxfam, Save The Children, Unesco) coexiste y se sobrepone con el enfoque neoliberal o técnico-económico que busca producir individuos competitivos y funcionales a la economía de mercado global (Marshall, 2011). También se ha cuestionado la invisibilización de “la cara oculta de la ECM”, esto es, la marginalización de vastos sectores de la población mundial que difícilmente pueden llegar a ser ciudadanos del mundo antes de ser ciudadanos de su propio país (Balarin, 2011; Bates, 2012). No menos importante ha sido la observación con respecto a que, pese al incremento de iniciativas de ECM en diferentes países (Engel, Fundalinski & Cannon, 2016), aún son escasas las contribuciones y los estudios desde contextos diferentes de los de los países económicamente dominantes (Parmenter, 2011).
Con el fin de llenar este vacío, el presente artículo expone los resultados de una investigación que, desde Bogotá, impulsó iniciativas de ECM situadas, participativas y posicionadas en un enfoque crítico-transformador de ECM (Andreotti, 2006, 2011; Truong-White & Mclean, 2015), el cual se orienta, entre otros elementos, a la promoción del activismo social mediado por tecnologías digitales. El estudio buscó comprender cómo con el ciberactivismo se puede contribuir a la ECM, a través de una investigación-acción participativa (IAP) que se desarrolló con dos experiencias educativas en las que las hipermediaciones y la comunicación digital interactiva (Scolari, 2008) ocupan un lugar central: la Escuela Mediática y el Colegio Venecia IED.
Este trabajo giró en torno a los siguientes objetivos específicos: a) promover el intercambio entre comunidades educativas de diferentes contextos con el fin de construir pensamiento crítico y proponer acciones colectivas apoyadas en herramientas tecnológicas en torno a problemas que conciernen a la humanidad; b) impulsar el ciberactivismo como una estrategia político-pedagógica que puede aportar a la ECM. A continuación, se incorporan algunas precisiones teóricas y antecedentes investigativos relacionados con el tema de estudio, para luego exponer la propuesta metodológica y los resultados de esta experiencia investigativa.
Ciberactivismo y ECM: algunos antecedentes
El ciberactivismo, de acuerdo con diversos estudios, se asocia a un conjunto de prácticas políticas mediadas por tecnologías digitales, a través de las cuales se busca generar conciencia en otros, defender causas relacionadas con temas de interés (medio ambiente, protección de animales, derechos humanos, entre otras), promover la movilización social, circular contenidos contrainformativos, coordinar acciones colectivas, crear alianzas o redes de colaboración/solidaridad en distintas escalas (local, nacional, global) e incluso producir contenidos textuales, gráficos y audiovisuales (Enguix, 2016; Glenn, 2015; González-Lizarraga, Becerra-Traver & Yanez-Diaz, 2016; Khoury-Machool, 2007; Linder, Myers, Riggle & Lacy, 2016; Pearson, Tindle, Ferguson, Ryan & Litchfield, 2016; Theocharis, 2011; Valenzuela, 2013; Vivitsou & Viitanen, 2015; Weeks, 1999). Del mismo modo, el ciberactivismo está relacionado con niveles variables de involucramiento y participación on/offline, que pueden ir desde los likes (“me gusta”) para manifestar agrado frente a ciertas causas o contenidos críticos, hasta acciones que comienzan en la red y se proyectan a las calles, o que incorporan el manejo de los lenguajes complejos de la programación (Aguilar-Forero, 2017).
Entre las múltiples prácticas comunicativas vinculadas con el ciberactivismo, se ha destacado la que algunos autores han denominado videoactivismo (Dodaro, 2009; Mateos y Rajas, 2014), el cual difiere de lo que desde otras lecturas se ha asociado con el periodismo ciudadano (Navarro y García, 2011; Pellegrini, 2010). El periodismo ciudadano incluye prácticas informativas realizadas por ciudadanos que no son profesionales del periodismo, pero que mantienen el elemento fáctico (se refieren a hechos y no solo a opiniones), el elemento de equilibrio (se apoyan en diversas fuentes), el elemento de verificación (incluyen ciertos filtros o ediciones para asegurar precisión) y “un estilo directo con intención informativa” (Puente y Grasseau, 2011, p. 139). El videoactivismo, por su parte, además de su intencionalidad transformadora y no solo informativa, se basa en la grabación y circulación en la red de videos con los que se busca difundir un evento, luchar contra el discurso único de los grandes medios o denunciar determinadas injusticias y arbitrariedades (Lanchares, 2014).
Lo cierto es que las prácticas ciberactivistas y sus distintas manifestaciones, entre estas el videoactivismo, si bien parecieran ligadas a contextos informales y no institucionales de participación política, también se han hecho presentes en instituciones educativas y en procesos formales de educación y participación. Chung & Kirby (2009), por ejemplo, desde su experiencia como docentes de artes en el contexto de la educación media en los Estados Unidos, describen un proyecto artístico que permitió a los estudiantes confrontar los mensajes mediáticos dominantes a través de la investigación, el diseño de logos disruptivos (contramensajes culturales) y la difusión de estos con el apoyo de diferentes medios y tecnologías. La educación artística en secundaria, concluyen los docentes en su estudio, puede propiciar la sensibilización, la investigación, la participación, el pensamiento crítico y el activismo basado en tecnologías digitales, en torno a problemas que afectan a los estudiantes (Chung & Kirby, 2009). En la misma línea, Peña, Rodríguez y Sáez (2016) describen las características de los talleres audiovisuales que se han dictado desde 2001 en un colegio chileno. En tales talleres, se desarrolla un proceso de preproducción, producción y posproducción audiovisual, y se han creado piezas comunicativas cuyo valor crítico y testimonial, mucho más que solo estético o artístico, fue aprovechado por los estudiantes en el contexto de las masivas movilizaciones de 2011 en defensa de la educación pública en Chile.
Lo que muestra este tipo de estudios es que, en diferentes contextos y a través de procesos educativos formales, ha sido posible propiciar un compromiso mayor por parte de los estudiantes frente a los problemas sociales y las posibles formas de intervenirlos, a través de una acción de mediano y largo plazo apoyada en nuevos medios y tecnologías (LaRiviere, Snider, Stromberg & O’Meara, 2012). Cabe destacar, sin embargo, que en muy pocos estudios se contemplan los posibles aportes del ciberactivismo (o del videoactivismo) promovido desde el contexto de la educación formal, a la ECM. Como excepción significativa se puede mencionar el trabajo de Truong-White & Mclean (2015) en torno a una propuesta educativa internacional diseñada por la ya disuelta ONG Bridges, que, a partir de un currículo sobre cambio climático, promovió la generación de conciencia alrededor de a temas ambientales, así como la producción y circulación de narrativas audiovisuales. El estudio se centra, en particular, en dos producciones audiovisuales elaboradas por dos grupos de jóvenes escolarizados, uno de la India y otro de los Estados Unidos, que permitieron a los estudiantes trabajar en grupos, investigar sobre problemas comunes relacionados con el cambio climático, y crear de manera colaborativa una narrativa digital en la que se incluyó un plan de acción para impulsar nuevas medidas y prácticas favorables al cuidado del medio ambiente.
Tales iniciativas, en las que se ponen en diálogo prácticas ciberactivistas con estrategias de ECM desde perspectivas críticas y transformadoras (Truong-White & Mclean, 2015), son escasas y vale la pena expandirlas. En este sentido, a continuación, se describe la propuesta metodológica y los resultados de un estudio en el que, precisamente, se puso en marcha un proceso de investigación e intervención orientado a la promoción del ciberactivismo y la ECM en dos experiencias de educación formal en Bogotá.
Propuesta metodológica
Para alcanzar los propósitos del estudio, se desarrolló una IAP. Como señaló Fals Borda (1998/2009), la IAP implica comprender que toda investigación es una interacción comunicante, en la que ocurre un proceso de diálogo y de aprendizaje mutuo y de mutua confianza entre los actores involucrados en ella con el fin de impulsar cambios en las condiciones de vida compartidas: “La investigación participativa puede definirse como un método de estudio y acción que va al paso con una filosofía altruista de la vida para obtener resultados útiles y confiables en el mejoramiento de situaciones colectivas” (p. 320). Sin embargo, más que un “método”, la IAP puede definirse como una estrategia crítica y una apuesta política de transformación que pretende “articular la investigación y la intervención social con los conocimientos, los saberes-hacer y las necesidades de las comunidades locales, poniendo en primer término la acción como lugar de validación de cualquier teoría y dando así una absoluta primacía a los saberes prácticos” (Malo, 2004, p. 32).
Este enfoque se implementó desde una aproximación eminentemente cualitativa que, si bien se basa en dos “casos” y dialoga con el estudio de caso (Coller, 2000) o con el método de caso extendido (Burawoy, 1998), se distancia de estas aproximaciones. Lo anterior debido a que, atendiendo a la “la política del nombramiento” (Walsh, 2010), en este trabajo se encuentra más fecunda y potente la palabra experiencia que la palabra caso. Como señaló Larrosa (2006), el “caso” encierra, objetiva y encapsula la realidad, mientras que la palabra experiencia la abre, la complejiza y la hace estallar. La palabra experiencia permite pensar la investigación de otra manera, menos ligada a la razón, que tiene que ser pura y producir ideas claras y distintas. La experiencia, en cambio, es impura, confusa, ligada a la fugacidad y mutabilidad del tiempo, atravesada por situaciones concretas, particulares, vinculadas a nuestro cuerpo, a nuestros posicionamientos, a nuestras sensibilidades (Larrosa, 2006). Desde esta perspectiva, a continuación, se exponen las actividades que se desarrollaron durante 2017 en una IAP con (no sobre) dos experiencias educativas.
Actividad 1. Selección de colegios, diseño e implementación de acciones
Como ya se mencionó, este estudio se puso en marcha con dos experiencias educativas. La primera fue la Escuela Mediática, proyecto educativo promovido por el Colectivo de Educación Alternativa (CEAL), entidad de carácter privado que ha desarrollado diferentes estrategias de educación formal y no formal en Bogotá, orientadas a la construcción de modelos pedagógicos basados en el humanismo, la democracia participativa, la creatividad en los campos científico y artístico, y la formación de ciudadanos críticos y comprometidos (Escuela Mediática, 2000). Consciente de la necesidad de superar las pedagogías tradicionales para alcanzar sus ideales educativos, el CEAL ha promovido experiencias alternativas de aprendizaje soportadas en una serie de desplazamientos, entre ellos: a) del aprendizaje basado en contenidos disciplinares al aprendizaje basado en proyectos, y b) de relaciones sociales autoritarias y una cultura escolar mediada por las violencias a dinámicas de convivencia y democracia escolar fundadas en la transformación innovadora de conflictos, la construcción colectiva de normas y acuerdos, y el reconocimiento de niños, niñas y jóvenes como sujetos de derechos.
Uno de sus proyectos del es la Escuela Mediática. A este espacio, ubicado en la localidad de La Candelaria, asisten jóvenes que cursan la educación media, y que pertenecen en su mayoría a familias de la clase media bogotana. Se trata de familias que, además, apuestan por una educación diferente para sus hijos, que trascienda las lógicas basadas en el disciplinamiento y la transmisión acrítica de saberes que por mucho tiempo han caracterizado a la educación tradicional. La Escuela Mediática, por el contrario, además de valorar las estéticas y culturas juveniles a través de la ausencia de uniformes, acerca la educación formal a las sensibilidades y los intereses de los jóvenes, mediante una oferta educativa en la que ocupan un lugar protagónico las artes, el aprendizaje de lenguas extranjeras (inglés y francés), los viajes y campamentos, y la producción/apropiación crítica de medios y nuevas tecnologías comunicacionales (Escuela Mediática, 2000).
La segunda experiencia educativa fue el Colegio Venecia IED ubicado en la localidad de Tunjuelito. Este colegio, desde hace algunos años y con el propósito de fortalecer su educación media, retomó los lineamientos de la Resolución 2953/2011, de 14 de septiembre, por la cual se autorizan las condiciones administrativas y académicas en los colegios oficiales que forman parte del programa de educación media especializada del Distrito Capital. En uno de los artículos, se promueve un programa de educación media especializada con carácter de “innovación pedagógica, como alternativa de cualificación y fortalecimiento del proceso de formación de los jóvenes de los grados décimo y undécimo en los colegios oficiales”. De igual forma, el colegio se inscribe en el Proyecto 891 “Educación media fortalecida y mayor acceso a la educación superior”, que hizo parte de las políticas educativas de la Alcaldía de Gustavo Petro, y que, en la misma línea de la Resolución 2953/2011, de 14 de septiembre, impulsó una educación media que habilitara a los estudiantes para ingresar y permanecer en la educación superior.
En sintonía con lo anterior, el Colegio Venecia IED inició un proceso de transformación curricular que llevó a la creación de un área de educación media fortalecida, en concordancia con el nombre del programa promovido por la Alcaldía de Petro. Dicha área, denominada recientemente Educación Media Integral (EMI) debido a las orientaciones de la Administración de Enrique Peñalosa, brinda a los estudiantes de grado décimo y undécimo una oferta educativa dividida en dos líneas de trabajo y cuatro clases: a) línea social integrada por las asignaturas de Gestión de Proyectos y Técnicas de Comunicación y b) línea técnica que agrupa las asignaturas de Medios Audiovisuales-Multimedia y Programación. De esta manera, los estudiantes que cursan el nivel de educación media en el Colegio Venecia IED deben tomar doce horas semanales de las cuatro asignaturas del área, a las cuales asisten en jornada contraria dos días a la semana.
Tales colegios fueron seleccionados para este estudio debido al interesante trabajo que ya venían adelantando en la educación media, basado en la apropiación crítica de nuevos medios y mediaciones. Luego de ser aceptada la invitación a participar en esta investigación y de establecer un acuerdo de trabajo conjunto, con un grupo de docentes de ambas experiencias educativas, se realizó un diseño metodológico soportado en un conjunto de actividades que se implementaron con 24 estudiantes de grado once de la Escuela Mediática y 53 estudiantes de grado once del Colegio Venecia IED. Entre las actividades implementadas, se destacaron talleres sobre ciberactivismo y ECM, los cuales se llevaron a cabo tanto con docentes (dos talleres) como con estudiantes de grado once de ambas experiencias educativas (ocho talleres). La mayoría de los talleres tuvieron lugar en cada colegio y contaron con una duración aproximada de una hora y media.
Actividad 2. Implementación de técnicas de investigación cualitativa
Como la IAP no es solo una intervención sino al mismo tiempo una investigación, a lo largo del proceso se realizaron cinco entrevistas semiestructuradas: dos con los coordinadores académicos de cada colegio, una con el profesor de comunicación de la Escuela Mediática y dos con los docentes a cargo de la clase Gestión de Proyectos en la jornada de la mañana y de la tarde del Colegio Venecia IED. Estas entrevistas se complementaron con otras tres a exalumnos de la Escuela Mediática y un grupo focal con exalumnos del Colegio Venecia IED. Tanto las entrevistas como este grupo focal permitieron comprender el trabajo que se venía adelantando en años previos en ambos colegios, e identificar las posibilidades y limitaciones de una intervención basada en la promoción del ciberactivismo y la ECM. Además, a finales de 2017, se realizaron siete grupos focales con un promedio de ocho estudiantes por grupo, con el propósito de identificar los efectos que la intervención educativa había alcanzado desde el punto de vista de los aprendizajes y resultados significativos. Estos grupos focales cobijaron a todos los estudiantes de la Escuela Mediática y a una muestra de 20 estudiantes del Colegio Venecia IED, seleccionados por los docentes por su compromiso y participación activa a lo largo del proceso. Los grupos focales y las entrevistas fueron grabadas, transcritas, codificadas y categorizadas según un conjunto de preguntas relacionadas con las categorías de análisis (ciberactivismo y ECM).
Con el fin de complementar la información obtenida por medio de las entrevistas y los grupos focales, se realizaron ocho sesiones de observación participante en distintos espacios: a) clases de comunicación en la Escuela Mediática (tres sesiones); b) clases de gestión de proyectos en el Colegio Venecia IED (tres sesiones); y c) muestras finales de la clase de comunicación y gestión de proyectos, respectivamente, con participación de las familias de los estudiantes e invitados externos. Las sesiones de observación participante fueron registradas en un formato en el que se plasmó una descripción detallada de la actividad observada, junto con información de contexto (lugar, fecha, hora, objetivo, participantes) e impresiones complementarias relativas a las dos categorías centrales del estudio. Los diferentes talleres realizados también fueron registrados en este mismo formato.
Actividad 3. Análisis de la información recolectada
Para el análisis de la información derivada de las distintas actividades y técnicas implementadas, se utilizó una matriz analítica que permitió entablar cruces y establecer contrastes entre las diferentes fuentes de información. La interpretación y el análisis de esta matriz buscaron poner en diálogo “la información organizada analíticamente y el conocimiento teórico acumulado sobre el tema” (Torres, 1997, p. 14), con el fin de construir una nueva red de relaciones más abstractas que permitiera, finalmente, alcanzar los objetivos propuestos y responder a la pregunta de investigación.
Para terminar esta sección, cabe destacar que el estudio se ajustó a las consideraciones éticas propias de la investigación educativa y social, motivo por el cual la información de los estudiantes participantes se mantiene confidencial, anonimizada. En el caso de las instituciones educativas, se cuenta con la autorización para revelar sus nombres, así como el de los docentes participantes.
Resultados y análisis
Videoactivismo y ECM en la Escuela Mediática
Como parte de la clase de comunicación que cuenta con una intensidad de cinco horas semanales, los estudiantes de grado once a lo largo de un año emprenden un proceso formativo encaminado a la producción audiovisual. En 2016, antes de iniciar la IAP en la Escuela Mediática, se realizaron tres productos audiovisuales, cuyas temáticas giraron en torno al reclutamiento forzado de jóvenes en el conflicto armado colombiano, la renovación del Código Nacional de Policía en Colombia y las dificultades del sistema de transporte público masivo de Bogotá, Transmilenio.1 Uno de los exalumnos explica en qué consistió, a grandes rasgos, este proceso:
Lo primero que hicimos fue saber qué tema íbamos a trabajar. Luego lo investigamos para tener más conocimiento. [...] Después de la investigación se realizaron las preguntas para las entrevistas que íbamos a hacer y consultamos las fuentes: una teniente de policía, una abogada, el vicepresidente del Polo [Democrático Alternativo], que es familiar de una compañera del colegio, y Alirio Uribe, también del Polo Democrático, nos ayudó con el tema. Después de las entrevistas, se observó el material que se tenía y se seleccionaron algunos fragmentos [...]. En la edición, tuvimos varias correcciones por parte del profesor y ya al final se trató de mostrar nuestro documental a distintos públicos. (T. H., comunicación personal, 26 de septiembre 2017)
El formato de estas producciones audiovisuales responde a las indicaciones de la Escuela Mediática y del profesor, para quien el resultado del proceso de formación en la clase de comunicación debe ser un “documental que narre alguna problemática del entorno” (C. Plazas, comunicación personal, 6 abril 2017). Este proceso incluye momentos de preproducción, producción y posproducción que implican un alto esfuerzo por parte de los jóvenes realizadores, así como saberes técnicos y consideraciones estéticas. Así lo expresa una de las estudiantes que participaron en el proceso en 2016:
Con una compañera siempre hemos tenido cercanía con lo audiovisual, entonces las dos grabamos, escogimos las locaciones y acomodamos la cámara de cierta forma. Cosas muy técnicas, pero que son importantes para la estética del documental. Grabamos con una Canon semiprofesional. Como grupo, estuvimos mucho tiempo en la casa de una de nuestras compañeras, y nos dividíamos por tiempos: unos trabajaban desde que salíamos del colegio hasta las doce de la noche y de doce a siete de la mañana trabajaban otros. Para la edición, utilizamos Adobe Premier, un programa que para todos era nuevo, pues el que habíamos utilizado antes era After Effects. Premier nos funcionaba más para varias cosas que queríamos, y aunque no conocíamos nada, aprendimos poco a poco sobre la marcha. (M. C., comunicación personal, 12 septiembre 2017)
Las entrevistas con exalumnos y el análisis de las producciones audiovisuales realizadas en 2016 permitieron identificar posibles aspectos para potenciar como parte de la IAP que se puso en marcha en 2017. Entre estos aspectos, se destacó la necesidad de superar una mirada localista centrada en Colombia y en especial en Bogotá, con el fin de fortalecer la comprensión de las interconexiones entre temas o problemas en distintas escalas (local, nacional, mundial). Del mismo modo, se identificó la importancia de las tecnologías digitales y de las plataformas de internet en el momento de difundir los audiovisuales, pues, a juicio de los exalumnos, estas no se aprovecharon lo suficiente para circular sus realizaciones a finales de 2016: “Utilizamos redes sociales en unas páginas que seguíamos y nuestro profesor también comenzó a compartir en distintas redes sociales. Difundimos en Facebook, en Instagram y en un canal de YouTube, pero creo que hubiera sido chévere tener más difusión” (G. V., comunicación personal, 19 septiembre 2017).
Con esta base, junto con el profesor C. Plazas se acordó que, en el momento de preproducción, cuando los estudiantes están definiendo un tema y haciendo investigación en torno a este, se invitara a los estudiantes a ampliar la mirada, con el fin de pensar y construir lo mundial desde lo local. Asimismo, con la directora académica de la Escuela Mediática, Hilda Forero, se decidió complementar el trabajo del área de comunicación con el taller de “Derechos jóvenes”, un espacio dedicado a la formación en derechos humanos de los estudiantes de grado décimo y once. Dicho espacio consiste en una sesión mensual de dos horas a cargo de invitados externos, expertos en distintas temáticas. Para el segundo semestre de 2017, el tema de estos talleres fue ciberactivismo y ciudadanía mundial, que estuvo a cargo del autor del presente artículo. Después de varias sesiones del taller recién mencionado, que complementaron el proceso formativo en la clase de comunicación, los estudiantes llegaron a la realización de cinco producciones audiovisuales (tabla 1).
Tabla 1. Caracterización de los audiovisuales
Fuente: elaboración propia.
Entre los resultados más significativos derivados del análisis de tales realizaciones audiovisuales, se destaca el hecho de que estas expresan el posicionamiento crítico y reflexivo de los estudiantes en torno a asuntos de relevancia mundial, como los temas de género, las expresiones artísticas y en especial el cuidado del medio ambiente. Asimismo, con respecto a los audiovisuales de 2016, en los cinco recién expuestos, hay un involucramiento mayor por parte de los realizadores, el cual se evidencia en la selección de fuentes, en la edición y en ciertas preguntas o comentarios explícitos que expresan las posiciones de los jóvenes en contra de los estereotipos de género excluyentes, de la devastación ambiental, de las industrias petroleras y del sistema económico capitalista basado en el consumismo. Una de estas preguntas también se incluyó en el póster que el grupo del audiovisual Ecorreflexiones diseñó para publicitar su documental (figura 1).
Fuente: estudiantes de Escuela Mediática.
En los audiovisuales de 2017, también se destaca el protagonismo que tienen las voces y las miradas de campesinos, indígenas y jóvenes (incluidas las de los realizadores), las cuales suelen ser marginadas e incluso criminalizadas en los medios de comunicación dominantes en Colombia. En efecto, como señala De la Fuente (2014), en una sociedad digital la cámara o incluso un teléfono móvil operan como herramientas políticas que permiten, gracias a la práctica videoactivista, que adquieran “voz colectivos que han sido invisibilizados y excluidos del discurso público dominante que controlan las corporaciones mediáticas” (p. 136).
En relación con lo anterior, llamó la atención el debate que se generó a causa de la producción audiovisual La voz de un pueblo, en la muestra final de la clase de comunicación que tuvo lugar el 2 de noviembre de 2017 y en la que estuvieron presentes principalmente padres y madres de familia. Para algunos padres presentes, en este documental hizo falta incluir diversas perspectivas, no solo aquellas de quienes están a favor de la defensa del agua y en contra de la explotación petrolera. Para otros, por el contrario, el valor agregado del audiovisual estuvo justamente en el cuestionamiento de la pretendida objetividad periodística o académica y en la intención de mostrar una cara que no estamos acostumbrados a ver en los medios masivos dominantes, en los que se privilegian las voces oficiales (Ministerio del Medio Ambiente, Fondo de Adaptación del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, entre otros). Lo cierto es que la última palabra en el debate la tuvieron los jóvenes realizadores:
Nosotros no queríamos mostrar dos caras de la moneda, queríamos mostrar lo que siente el pueblo de Pasca sobre la explotación petrolera que va a acabar con la tierra donde viven y con el agua; eso es lo que queríamos mostrar. Nuestro objetivo con el documental siempre fue darle una voz al pueblo, más allá de expertos o de gente muy conocida, con títulos, que saben mucho. Nuestra idea siempre fue darle voz a una comunidad que no siempre es escuchada y tiene mucho por decir. También queremos ahora mostrarles el documental a los campesinos, a la gente de Pasca, porque muchas veces los entrevistan, pero nunca vuelven. (G. L., comunicación personal, 2 noviembre 2017)
Además del loable propósito de regresar a la comunidad para socializar la pieza audiovisual, asunto que de entrada confronta ciertos hábitos contraproducentes de la investigación académica y periodística, que en ocasiones margina la importancia de este gesto, cabe destacar el compromiso de los estudiantes con las posturas y reivindicaciones de los habitantes de Pasca, el cual se defendió incluso a contracorriente de las orientaciones dadas por su profesor, quien también intervino en el debate: “En cuanto al tema de la reportería y el abordaje de los temas, yo siempre les recalqué que era importante mirar el problema desde diferentes puntos de vista para tener un producto mucho más completo, pero ellos fueron tajantes en que no era esto lo que querían” (C. Plazas, comunicación personal, 6 abril 2017). Este compromiso con las comunidades locales y el debate que suscitó vinculan las producciones audiovisuales de los estudiantes de la Escuela Mediática con el videoactivismo, el cual apunta precisamente a “generar acciones de comunicación capaces de interpelar a la opinión pública y obtener simpatías de ella hacia los grupos con los que se trabaja” (Dodaro, 2009, p. 243).
Ahora bien, el videoactivismo de los estudiantes de la Escuela Mediática no se agota en la producción audiovisual con contenidos críticos, comprometidos y con orientación transformadora. Por el contrario, se combina con prácticas ciberactivistas relacionadas con la circulación viral de los audiovisuales en distintas redes y plataformas online. En este sentido, desde noviembre de 2017, los estudiantes difundieron sus realizaciones a través de un canal de YouTube y aprovecharon las plataformas o los espacios virtuales creados por sus pares del Colegio Venecia IED, en un proceso que se expone en el siguiente apartado.
Ciberactivismo y ECM en el Colegio Venecia IED
Como parte del trabajo del área de educación media integral, los estudiantes de grado once del Colegio Venecia IED deben desarrollar un proyecto en parejas relacionado con un problema de su colegio o localidad, que quieran comprender y aportar a solucionar. Como resultado de cada proyecto, los estudiantes elaboran un trabajo escrito, páginas web y aplicaciones, para lo cual reciben orientación en las distintas clases. En general, el paso por el área aporta y motiva a los estudiantes, elemento que se refleja en la baja deserción y en los buenos resultados. En 2017, por ejemplo, dos jóvenes del grado 1101 con su proyecto Astrocine, que buscó incentivar en los alumnos de primaria el conocimiento de las ciencias astronómicas a través del cine y la televisión, ocuparon el primer puesto en un concurso de la Alcaldía de Tunjuelito y obtuvieron COP 5 000 000 para invertir en cámaras y equipos necesarios para su proyecto. Pese a los logros y las buenas prácticas, en uno de los talleres realizados con los ocho profesores del área, los docentes señalaron que ha faltado visibilizar mucho más lo que se ha hecho en el área y en especial las propuestas innovadoras derivadas de los distintos proyectos de los estudiantes. Asimismo, en el grupo focal con exalumnos, estos también manifestaron algunos otros aspectos para fortalecer:
El problema yo lo hallo ya en el momento de terminar el proceso con la institución, porque muchos de esos proyectos no se continúan, o no se ve la posibilidad de continuarlos. Entonces sería muy bueno fortalecer las alianzas entre la institución y otras instituciones para la continuación de estas iniciativas, porque muchas veces los muchachos salen con aprendizajes muy buenos, pero eso se queda ahí, finaliza, porque solo es un año para llevar a cabo los proyectos. (G. L., comunicación personal, 20 septiembre 2017)
Con esta base, con el coordinador del área de educación media integral, Martín León, y los profesores de la clase Gestión de Proyectos de la jornada de la mañana y de la jornada de la tarde, Jennifer Ducón y Sergio Quintero, se diseñó un conjunto de actividades para fortalecer el trabajo en el área y articular los nodos centrales del estudio: ECM y ciberactivismo. En principio, J. Ducón y S. Quintero hicieron algunas reflexiones sobre ciudadanía mundial en su clase, con el fin de que los estudiantes pensaran en problemas más allá del colegio y de la localidad. Este trabajo condujo a que algunos estudiantes seleccionaran temas relacionados con asuntos ambientales, sociales y culturales, y a que una pareja de jóvenes decidiera trabajar sobre ciudadanía mundial, con el fin de confrontar la intolerancia frente a la diversidad cultural. En paralelo, se elaboraron varios talleres que fueron implementados con el grado 1103 de ambas jornadas, y con un grupo de estudiantes destacados, según el criterio de los docentes, de los grados 1101 y 1102.
En uno de estos talleres, que también se realizó en la Escuela Mediática, se les pidió a los estudiantes que contestaran a la siguiente pregunta: ¿qué significa ser un ciudadano del mundo? El análisis de las respuestas evidenció que la mayoría de los estudiantes lo asocian a una persona que tiene ciertos valores y capacidades: responsable, honesto, tolerante, creativo, solidario, estudioso, inteligente, curioso y con habilidades comunicativas. Un segundo grupo de respuestas hace énfasis en la idea de “salir adelante” y, por tanto, en las características de un sujeto que es capaz de cumplir sus objetivos, de superar sus dificultades, de ser alguien en la vida y, en definitiva, de ser “independiente y emprendedor”. Ello dialoga con cierto enfoque del área de educación media integral hacia la competitividad y el emprendimiento, basado en la intención de preparar a los estudiantes, no solo para acceder a la educación superior, sino también al mundo socioproductivo.
En este mismo taller, se pidió a los estudiantes que contestaran, en grupos, la siguiente pregunta: ¿cuáles son los principales problemas que afectan a la humanidad? Al igual que los estudiantes de la Escuela Mediática, los estudiantes del Colegio Venecia IED señalaron asuntos ambientales, en especial la contaminación, así como las violencias. Sin embargo, llamó la atención que, a diferencia de los estudiantes de la Escuela Mediática, otros de los problemas más recurrentes identificados por los estudiantes del Colegio Venecia IED fueron la corrupción y las drogas. Lo anterior puede explicarse por el contexto mediático del momento en el que tuvo lugar este taller, caracterizado por varios escándalos nacionales de corrupción expuestos en los principales medios de comunicación. Las drogas, a su vez, pueden estar relacionadas con la incidencia de este problema a nivel institucional y barrial, pues, según el rector del Colegio Venecia IED y varios docentes, este es el principal del colegio y de la localidad, donde hay bandas de microtráfico que afectan la cotidianidad escolar.
Otro de los talleres, que también se realizó en la Escuela Mediática, giró en torno al ciberactivismo y partió de una reflexión colectiva frente a la siguiente frase: “Utilizar internet solo para farandulear es como escuchar música solo para dormir” (Fe y Alegría, 2015, p. 275). En un segundo momento, se observó un video sobre el uso político de redes sociales e internet en diferentes movilizaciones masivas en el mundo, como la Primavera Árabe, y se discutió en torno a las oportunidades y los alcances de desarrollar acciones de tipo político en la red (Fe y Alegría, 2015). En este taller, llamó la atención el hecho de que varios estudiantes, en lugar de ser ajenos al tema, señalaran que ya habían realizado algunas prácticas ciberactivistas, como firmar peticiones virtuales para generar algún tipo de presión social a través de plataformas como Change.org, y en especial en torno a temáticas ambientales y de protección de animales. Sin embargo, al mismo tiempo los estudiantes destacaron que en ocasiones no aprovechan lo suficiente las redes sociales y que podrían ser más activos, organizando campañas o creando videos para generar reflexiones acerca de algún problema concreto.
Cabe destacar que, como parte de los talleres en el Colegio Venecia IED, se socializaron avances de los audiovisuales de la Escuela Mediática y se conversó sobre las características de este proyecto educativo, el cual generó curiosidad y preguntas en los estudiantes: ¿por qué en la Escuela Mediática no usan uniforme? ¿por qué son tan pocos estudiantes? ¿cómo podríamos aprender nosotros a hacer videos como los que ellos hacen? Ello favoreció el intercambio y el sentido de comunidad entre estudiantes de ambas experiencias educativas.
Ahora bien, los resultados de los talleres en el Colegio Venecia IED estuvieron ligados a la creación de redes y espacios virtuales. Los estudiantes de la jornada de la mañana, junto con la profesora J. Ducón, crearon un espacio web en el que incluyeron fotos, videos y diversos contenidos informativos relacionados con el trabajo tanto en el Colegio Venecia IED como en la Escuela Mediática, en torno a problemas ambientales y sociales que los estudiantes se aventuraron a comprender e intervenir desde sus distintos proyectos. Por su parte, los estudiantes de la jornada de la tarde, junto con el profesor S. Quintero, crearon diferentes plataformas2 en las que también circularon fotos, videos y diferentes contenidos tanto del Colegio Venecia IED como de la Escuela Mediática (incluidas las cinco producciones audiovisuales de 2017). De esta forma, poco a poco, tales plataformas se consolidaron como espacios comunes y abiertos a la apropiación por parte de los estudiantes de ambas experiencias educativas.
Desde luego, la participación de los estudiantes en estos espacios no fue homogénea: algunos simplemente observaron los contenidos que circularon en las distintas plataformas, otros manifestaron su agrado frente a algunos contenidos con un “me gusta”, y otros más se animaron a subir y circular fotos, videos o infografías de manera mucho más activa. Especial mención merecen dos estudiantes del grado 1103 de la jornada de la tarde del Colegio Venecia IED, quienes de manera autónoma crearon infografías que difundieron periódicamente en la página de Facebook junto con mensajes que buscaron generar reflexión. Se cierra esta sección con sus palabras (figura 2).
Estamos desbordando la copa que contiene una indiferencia destructora. Los problemas que estamos enfrentando globalmente no son solo responsabilidad de una persona, de un país o de un grupo social, ¿qué es lo que estamos haciendo? Estamos solo observando a nuestros “hermanos” destruirse mutuamente como pasa en las guerras sin sentido, observando a los que podrían ser nuestros hijos muriendo por desnutrición, observando cómo la corrupción enriquece a los delincuentes y empobrece al pueblo. ¿Qué nos pasa? Dejemos de observar solamente y callar, los problemas se solucionan aportando así sea solo un granito de arena; los problemas no son de los demás, los problemas son de todos. Así como dijo un filósofo ruso llamado Mijaíl Bakunin, “Mi patria es el mundo; mi familia la humanidad”.
Figura 2. Infografía de estudiantes
Fuente: publicada en Facebook.
Discusión y conclusiones
La IAP, basada en el impulso del ciberactivismo y la ECM que tuvo lugar en la Escuela Mediática y el Colegio Venecia IED, aportó a alcanzar esos tres atributos relacionados con la ECM que propone la Unesco (2016) y que fueron mencionados al inicio del presente artículo: a) promovió el acceso y la circulación de contenidos que propician la reflexividad y el pensamiento crítico; b) impulsó el intercambio, la conexión y la colaboración entre estudiantes que transitan por localidades distantes en Bogotá; y c) propició la responsabilidad y el compromiso frente a la comprensión e intervención de problemas sociales y ambientales que trascienden la escala institucional, barrial e incluso nacional.
Asimismo, este trabajo investigativo permitió identificar que las realizaciones audiovisuales de los estudiantes de la Escuela Mediática coinciden con lo que Mateos y Rajas (2014) denominan producciones videoactivistas, en tanto cuentan con las siguientes características: a) cuestionan el estado de cosas apelando a contenidos críticos; b) expresan una intencionalidad transformadora basada, en especial, en la necesidad de un mayor cuidado del medio ambiente; c) abordan asuntos que ocupan un lugar secundario en los medios de comunicación dominantes visibilizando las voces y perspectivas de sectores marginalizados; y d) cuentan con un formato denominado videotestimonio (Askanius, 2013), que busca, mediante distintos recursos narrativos, documentar situaciones o problemas que requieren visibilización, intervención o cambio desde la óptica de los realizadores.
Cabe destacar que el formato de videotestimonio, característico del videoactivismo, agrupa prácticas que van desde grabaciones con teléfonos móviles por parte de transeúntes, no activistas, que luego suben los videos a la web sin mucha edición y valorando la inmediatez sobre la técnica o la calidad estética (Askanius, 2013), hasta producciones que implican mayores tiempos, ediciones y preocupaciones estéticas. Las realizaciones audiovisuales de los estudiantes de la Escuela Mediática se inscriben en esta última vertiente, pues, si bien documentan de primera mano situaciones que generan indignación, al mismo tiempo hacen parte de un proceso educativo que incluye momentos de preproducción, producción y posproducción, así como orientaciones por parte del profesor, equipos más especializados, tiempos prolongados de edición y ciertas preocupaciones técnicas y estéticas.
Por su parte, el trabajo de los estudiantes del Colegio Venecia IED demuestra cómo a través de la creación de redes y espacios virtuales se promueve la solidaridad y el sentido de comunidad, pues los espacios creados fueron utilizados, no solo para difundir los resultados de los proyectos de los estudiantes de este colegio, sino también para promover y visibilizar las realizaciones audiovisuales de sus pares de la Escuela Mediática. Asimismo, la creación espontánea de infografías y mensajes para generar reflexiones sobre los problemas mundiales demuestra que, a partir de procesos educativos y de pequeños ejercicios creativos, es posible realizar un uso crítico de las plataformas de internet y a la vez promover la construcción de ciudadanía mundial, asociada a “la configuración de nuevas dinámicas de convivencia y relación en el ámbito de lo micro y cotidiano y, al mismo tiempo, en relación con una sensibilidad global de los problemas sociales contemporáneos” (Rueda, 2013, p. 15).
Ahora bien, aunque la IAP puesta en marcha buscó generar en los estudiantes conocimientos y compromiso con el activismo y la participación ciudadana, algunas de las dinámicas derivadas no fueron previstas y, por el contrario, reflejaron la manera como los jóvenes agencian prácticas comunicativas autónomas y creativas, que desbordan incluso los diseños y las propuestas educativas prefijadas. Más allá de los procesos educativos formales y no formales, están las sensibilidades y habilidades juveniles, las cuales siempre van un paso más adelante y sorprenden, como en el caso de los estudiantes de la Escuela Mediática y el Colegio Venecia IED, con la creación de productos audiovisuales, infografías y mensajes que propician el pensamiento crítico y promueven la movilización y la acción colectiva.
Para terminar, cabe destacar que algunos países han optado por un abordaje multidimensional y multiescalar de la ECM en el que se combinan escalas de acción y, de esta forma, se logra intervenir tanto en los contextos locales como en escalas más amplias a través del uso de herramientas tecnológicas (Goren & Yemini, 2017). En este sentido, según la IAP desarrollada, se puede afirmar que el ciberactivismo y sus expresiones videoactivistas pueden constituirse en una estrategia político-pedagógica relevante para impulsar la ECM de una forma multi- o transescalar (más allá de las escalas), en tanto permite visibilizar, denunciar y generar reflexiones/acciones en torno a problemas que afectan no solo los entornos inmediatos, sino también a la humanidad en su conjunto. Asimismo, el ciberactivismo puede favorecer la generación de reconocimientos mutuos y vínculos comunitarios, los cuales se podrían traducir eventualmente en trabajos conjuntos y acciones colectivas mediadas por la comunicación digital interactiva y la solidaridad internacional. Lo anterior abre una puerta para promover futuras investigaciones e intervenciones que se aventuren a articular el ciberactivismo y la ECM, y a impulsar la construcción de (ciber)ciudadanos que piensen tanto local como globalmente y que aporten, desde sus iniciativas y proyectos educomunicativos, a la construcción de mundos más solidarios y ambientalmente responsables.
Notas
1 Las realizaciones audiovisuales de 2016 y 2017, producidas por grupos de entre cuatro y seis estudiantes de la Escuela Mediática, se pueden consultar en el siguiente enlace https://www.youtube.com/channel/UCBenfV2PJoXzrzyt7YhD7Hg/videos
2 Se creó un correo electrónico (ciudadanosdelmundo07@gmail.com), una cuenta en Twitter (@ciudadanos_M07) y una página en Facebook (Ciudadanos del Mundo) que se puede consultar en el siguiente enlace https://www.facebook.com/Ciudadanos-Del-Mundo-349680155456625/?ref=br_rs
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